sábado, 16 de mayo de 2009

¡Qué cosa más curiosa!

Bicho que corre: ¡Aaaaaah! ¡Es un monstruo horrible que quiere comerme! ¡Qué ojo más feo, madre! // ¡Ahora que conmigo lo tiene claro! ¡Yo soy una ladilla de armas tomar! // ¡Prepárate a morir monstruo infernal!

BOOUMMMM!!!

Chica de vida alegre: Er... ¡Creo que te voy a cobrar tarifa doble, "corasón"! // ¡Nunca había visto a nadie correrse como tú!

El Phthirus pubis, insecto comúnmente conocido como ladilla, va a ser convertido en pieza de museo debido al peligro de extinción por el que en nuestros tiempos atraviesa. Los encargados del Museo de Historia Natural de Rotterdam, en Holanda, están exhibiendo en las vitrinas de una de sus salas varios de estos ejemplares. Sus huevos solían verse en el pelo o cerca de la piel, en forma de pequeños puntos blancos pegados al vello. Eran llamados los piojos del pubis, aunque también se podían encontrar en todo tipo de pelo: cabello, cejas, pestañas y vello axilar. Su transmisión se realizaba por contacto sexual en la mayoría de los casos, aunque también se podía alguien contagiar al usar prendas que habían estado en contacto con algún portador.

Estos pequeños seres (1-3 mm de longitud), de torpes y lentos movimientos, han acompañado al hombre desde hace 3 millones de años y ahora se enfrentan a la desaparición absoluta a causa de la extensión masiva de la depilación del pubis. Para poder realizar la exposición antes mencionada, la organización hizo un llamamiento para recibir ejemplares. El anuncio decía: "Se buscan donantes de ladillas. Se garantiza el anonimato". La respuesta no se hizo esperar; un anciano de 80 años donó algunos de estos bichitos y solicitó que los responsables del museo tenían que mencionar que la ofrenda había vivido con él desde 1949 cuando una enfermera se los pegó en un hospital; de lo contrario no se desharía de los parásitos.